Sendas de Oku
Ni antes ni ahora el Japón ha sido para nosotros una escuela de doctrinas, sistemas o filosafías sino una sensibilidad. Lo contrario de la India: no nos ha enseñado a pensar sino a sentir. Cierto, en este caso no debemos reducir la palabra sentir al sentimiento o a la sensación; tampoco la segunda acepción del vocablo (dictamen, parecer) conviene enteramente a lo que quiero expresar. Es algo que está entre el pensamiento y la sensación, el sentimiento y la idea. Los japoneses, por ejemplo, usan la palabra kokoro: corazón. Pero ya en su tiempo José Juan Tablada advertía que era una traducción engañosa: "kokoro es más, es el corazón y la mente, la sensación y el pensamiento y las mismas entrañas, como si a los japoneses no les bastase sentir con solo el corazón". Las vacilaciones que experimentamos al intentar traducir ese término, la forma en que los dos sentidos, el afectivo y el intelectual, se funden en él sin fundirse completamente, como si estuviese en perpetuo vaivén entre uno y otro, constituye precisamente el sentido (los sentidos) de sentir.
La tradición del haikú / Octavio Paz, Fragmento.
La tradición del haikú / Octavio Paz, Fragmento.
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