8.6.19

J&y&J

La presente misiva pertenece a un borrador escrito al reverso de un volante de una distribuidora de gas licuado de Puente Alto y dice ASÍ:

Amada Madre:

Tan solo por el hecho de manifestar por vez primera nuestro magnánimo e inesperado bienestar; conquistado y restituido a cambio de varias muertes y otras consecutivas resurrecciones; haciendo referencia  a aquel momento en que ese "bienestar" es comunicado a nuestros "más" supuestos seres queridos, vale decir, y a manera de explicarle al respetable público; "Cuándo mejor funcionaron las cosas desde un momento hasta ahora, bien a 60 mts de distancia, lo más cercano a una trinchera en contra de la verdadera antagonista; o bien, mucho, mucho más allá, considerando a nuestros peores y más lejanos e importantes enemigos,  aquellos que detentan y/o presumen falsos poderes, mucho más allá de los 600 o 1000 km de alcance o comprensión"; y dada la importancia, la subjetividad, el  respeto constante e indescifrable en la presente misiva y considerando por último, nuestra inocente e indefectible intuición, esa misma intuición (mal llamada confianza) que en sus vanos, maniqueos, irresolutos y sinceros deseos de explicar cómo vivir, amar, recordar, convivir e incluso por el ánimo de olvidar NOS HIZO UN DAÑO, INCONMENSURABLE, IRREPARABLE E INOLVIDABLE.

DECLARO LO SIGUIENTE:

De errores ajenos, pasados, inesperados y no reconocidos por una falsa y necesaria tregua, ya por defender lo indefendible, sabrás hoy TÚ y sabrán mañana los demás por fin (TÚ TAMBIÉN); e incluso SABRÁN quienes no acudan a este mensaje por ignominia, ignorancia o voluntad propia, justamente y en especifico a ELLOS dedicado "ESTE" >>> el siguiente mensaje, a quienes me refiero por vez primera:

Nuestra poca, escasa, pero salvaje fortuna, causa, provoca y desemboca, sin siquiera desearlo y sin duda alguna, en una formidable envidia: La más dañina e incontrolable fuente de insidia y perjuicio jamás revelada; digo y reitero: La más disimulada y maldita de todas las conspiraciones silenciosas conjuradas con los labios enjutos, cerrados, secos, impúdicos. Labios apenas disimulados y reprimidos. Labios en plenitud de todos los sentidos comprensibles y contextuales: mojados y secos. Superiores e inferiores. Silenciados y adulados, todos lo hechos anteriores descritos por el hombre menos indicado: ALGUIEN LLAMADO JUAN; Igual que Don culpable; JUAN, pero esta vez como denunciante anónimo: NAUJ.

Dado que no puedo cobrar venganza con un nombre invertido, lo cual equivaldría a un actuar oximorónico, no ofrezco venganza alguna:  YA OBTUVE sin dificultades la venganza que merezco a su debido tiempo. MUY POCA PACIENCIA ME QUEDÓ LA VERDAD.

A REY MUERTO, JUAN PUESTO.

QUE HBO LOS BENDIGA.



  



19.12.16

COMO UN VALS


En el vagón una muchacha solitaria. Mira por la ventanilla. Afuera todo se desdobla: campos arados, bosques, casas blancas, pueblos, suburbios, basureros, fábricas, perros y niños que levantan la mano y dicen adiós. Apareció Lola Muriel. Agosto 1980. Sueño rostros que abren la boca y no pueden hablar. Lo intentan pero no pueden. Sus ojos azules me miran pero no pueden. Después camino por el pasillo de un hotel. Despierto transpirando. Lola tiene los ojos azules y lee los cuentos de Poe junto a la piscina, mientras las otras chicas hablan de pirámides y de selvas. Sueño que veo llover en barrios que reconozco pero en los cuales no he estado jamás. Camino por una galería solitaria. Veo rostros que abren la boca y no pueden hablar y cierran los ojos. Despierto transpirando. ¿Agosto 1980? ¿Una andaluza de dieciocho años? ¿El vigilante nocturno, loco de amor?

Bolaño / Amberes / Extracto

18.8.16

25 de diciembre

He decidido no volver acostarme con María nunca más, sin embargo las fiestas navideñas, la agitación que se percibe en la gente que camina por las calles del centro, los planes de la pobre Rosario (dispuesta a pasar el año nuevo en una sala de fiestas, conmigo, por supuesto, y bailando), no hacen si no renovar mis ganas de ver a María, de desnudarla, de sentir sus piernas otra vez sobre mi espalda, de golpear (si así ella lo demandara) sus nalgas respingonas y perfectas.


Roberto Bolaño / Los detectives salvajes (1998) / Extracto