Escritura provocada
Preparo los brazos, se tensa paulatinamente la cuerda,
solo dos dedos sostienen el proyectil
pero es todo cuerpo esta forzada estanquedad que clama por liberación
el blanco está lejos y se interpone el viento sarandeando varas y balas
Solo un disparo y el ejercicio de tiro es seguro
el trazo descrito jamás vuelve sobre su senda
ni alcanza a volar recto hacia la espalda del tirador
no pueden las flechas evitar el escape, no proyectan al arco ni al arquero
apenas puedo ver el objetivo detrás de la tensión agazapada
el temor espera sobrio rodeando al más mínimo de los círculos ordenados
Sale la flecha
y es impensable adivinar en el instante suspendido
adonde irá a parar el metal que rebana las ideas
ponerse delante para verificar la trayectoria es un error que cometen muchos
por que las flechas no se detienen ante la presencia humana
nos esquivan con asombrosa soltura, nos atraviesan sin llevar mortandad
siempre están por delante del ojo, la voluntad y el grito
Los estetas y críticos no saben de arcos
ni de las profundas heridas que han producido
las lineas que describen las plumas a su paso
ni de flechas que matan sin haber sido desenvainadas
el viaje acaba por traer la paz a la cuerda
que no termina aún de vibrar cuando ya se detiene su prole
un sonido que calla el silbido del aire
nos revela la caprichosa consecuencia
Se ha detenido el movimiento
puedo ya bajar los brazos
puedo ya lamentarme por el resultado
el ejercicio de tiro es siempre seguro
y dar en el centro, es una suerte de prestidigitación
pérfida saeta que no se explica más que en su destino
voluntad de las cosas y no de los músculos
el papel sangra no late mas si clama
El siguiente intento será infructuoso
puesto que mis cartas no buscan vísceras
no pretenden carne, manzana ni doncella atada
las flechas tienen vida propia bajo esta inefable precisión
incluso cuando no te atreves a sacarlas del lugar donde terminaron
la memoria es un punto en el papel, paja en el fardo
y tu vendrías siendo el aire que todo lo vuelve incierto.
solo dos dedos sostienen el proyectil
pero es todo cuerpo esta forzada estanquedad que clama por liberación
el blanco está lejos y se interpone el viento sarandeando varas y balas
Solo un disparo y el ejercicio de tiro es seguro
el trazo descrito jamás vuelve sobre su senda
ni alcanza a volar recto hacia la espalda del tirador
no pueden las flechas evitar el escape, no proyectan al arco ni al arquero
apenas puedo ver el objetivo detrás de la tensión agazapada
el temor espera sobrio rodeando al más mínimo de los círculos ordenados
Sale la flecha
y es impensable adivinar en el instante suspendido
adonde irá a parar el metal que rebana las ideas
ponerse delante para verificar la trayectoria es un error que cometen muchos
por que las flechas no se detienen ante la presencia humana
nos esquivan con asombrosa soltura, nos atraviesan sin llevar mortandad
siempre están por delante del ojo, la voluntad y el grito
Los estetas y críticos no saben de arcos
ni de las profundas heridas que han producido
las lineas que describen las plumas a su paso
ni de flechas que matan sin haber sido desenvainadas
el viaje acaba por traer la paz a la cuerda
que no termina aún de vibrar cuando ya se detiene su prole
un sonido que calla el silbido del aire
nos revela la caprichosa consecuencia
Se ha detenido el movimiento
puedo ya bajar los brazos
puedo ya lamentarme por el resultado
el ejercicio de tiro es siempre seguro
y dar en el centro, es una suerte de prestidigitación
pérfida saeta que no se explica más que en su destino
voluntad de las cosas y no de los músculos
el papel sangra no late mas si clama
El siguiente intento será infructuoso
puesto que mis cartas no buscan vísceras
no pretenden carne, manzana ni doncella atada
las flechas tienen vida propia bajo esta inefable precisión
incluso cuando no te atreves a sacarlas del lugar donde terminaron
la memoria es un punto en el papel, paja en el fardo
y tu vendrías siendo el aire que todo lo vuelve incierto.
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