25.2.11

Querido Padre

Padre:

Prometo ser un hombre virtuoso y desinteresado para entregarle gratuitamente a la humanidad las revolucionarias invenciones que tú mismo me has inspirado: El agua en polvo y los cigarrillos sin humo. Más tarde me consagraré de manera perpetua a la alegría de vivir (en polvo también) para encontrar la inspiración necesaria para crear un inédito testamento escrito de mi puño y letra sobre un grano de arroz.