20.4.10

Cuando vino la bomba

El octogenario reverendo Tanimoto iba a descargar un carrito con ropa que había llevado a los suburbios de la ciudad, cuando vio un inmenso resplandor de luz que rasgó el cielo de este a oeste. Aterrado, se refugió entre dos peñascos que había en el jardín y se apretó contra uno de ellos. De pronto, un huracán de polvo incandescente y fragmentos de objetos en llamas pasaron volando sobre su cabeza. Cuando tuvo el valor de levantarse, vio a decenas de personas horrorosamente quemadas, que deambulaban como espectros entre los escombros, las cenizas radioactivas y los fierros al rojo vivo amontonados en la calle. En coro estremecedor, suplicaban que les dieran agua. Eran las ocho y cuarto de la mañana y de repente empezó a anochecer.

-Hiroshima/John Hersey-.

A la par con la narrativa, la poesía nuclear ofrece su propia perspectiva y llega a ser el punto entre la crónica y la visión. Esto puede verse, por ejemplo, en la poesía de Ernesto Cardenal, quien utiliza como fundamento el Apocalipsis de San Juan, para escribir su propio "Apocalipsis". En ese poema la destrucción del mundo tiene ahora una causa precisa: la guerra atómica. Ernesto Cardenal "moderniza" las referencias que hay en el texto bíblico, mediante el expediente de reemplazar determinadas referencias, por elementos tecnológicos y por personajes del siglo XX. Los versículos en los que el ángel, depues de hacer sonar su trompeta, insta a San Juan a que inscriba su revelación en un libro visionario, son actualizados por cardenal, "covereando la biblia":

Y he aquí un ángel
que vi un ángel
(todas sus células eran electrónicas)
y oí una voz supersónica
que me dijo: abre tu máquina de escribir y escribe
y ví cómo un proyectil plateado que volaba
y de Europa a América llegó en 20 minutos
y el nombre del proyectil era Bomba H


Los príncipes y otros poderosos que menciona San Juan en su visión aparecen en el poema de Cardenal como el presidente del consejo nacional de radiación, el director de la comisión de energía atómica y el secretario de defensa. Dice Cardenal que, como efecto de la bomba, "se quemaron todas las retinas que vieron la luz de la explosión / en un área de 300 millas / y el calor del centro era semejante al del sol / y el acero, el hierro, el vidrio, el concreto se evaporaron / y cayeron convertidos en lluvia radiactiva". El texto de Cardenal termina con un final optimista y esperanzador. Después de la conflagración nace una nueva especie que no está formada por individuos sino que es un solo organismo, cuyas células son seres humanos unidos (según él) por el amor.



-Oscar Hahn/Magias de la escritura-.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

me suena mucho a aquella serie que alguna vez, no muy lejana, vimos tu y yo.

4:23 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home