3.8.09

La musa y su memoria

Yo le pregunté si acaso había visto algún árbol moverse en su vida y seguramente al asentir pensó en el viento o en la imperceptible traslación de la que todos los objetos son víctimas en este lugar.
Entonces le presenté un árbol dibujado sobre cierto muro y mirándolo fijamente le expliqué la misteriosa forma en que el árbol pasó de la madera al cemento tomando prestada la mano, el ojo, el pincel y un poco del tiempo de la existencia del pintor. Ella me preguntó si acaso eso era poesía... Ya sabrán ustedes que no pude responder sólo me limité a relatar la triste historia de una mujer, truncado amor, que escribía hacia sí misma, siempre en la misma dirección, describiendo el objeto más inanimado entre todas las piedras regadas por el parque.