Supercherías

Acordamos en ochenta mil pesos mensuales bajo la condición de regar sus coronas del inca
y de no fastidiar a los que serían mis nuevos vecinos. Las instrucciones de la señora Alicia eran casi innecesarias pero era comprensible su preocupación al entregarme a mi, un joven con cara de pocas ideas, el lugar que había tardado una vida entera en decorar. Cuando se iba, no conforme con solo decirlo, dejó una nota escrita sobre uno de los interruptores en el comedor:
Prender la luz a la virgencita todas las noches... y claro, por temor a defraudar las creencias de Alicia procuraba hacerlo... aunque no significara nada en lo absoluto para mi así... al pasar el tiempo me encontré contemplando la pequeña gruta emplazada en el ante jardín muy a menudo antes de irme a dormir.

No sé si la virgen tuvo algo que ver con que jamás nadie se acercara a cobrar los arriendos. Prenderle la luz a ella me hacia sentir que tendría suerte mañana y pasado tanto como para que nadie recordara durante todo el mes siguiente que yo vivía gratis aquí. Terminé por vaciar un enorme televisor antiguo saque a la virgen de su gruta, y aunque parezca poco cristiano la pinté con nuevos colores la ilumine con cuatro focos y la puse justo dentro de la caja idiota con un vidrio amarillo por pantalla. nunca mas serías ignorada María rating... tan llamativa, tan gloriosa. Una identidad nueva, que hasta los gringos venían a mirar eso que Puente alto jamás ha sido un destino turístico y siendo que la metáfora que había dado origen a mi platónica María me era algo casi imposible de explicar (mucho menos en inglés).