14.11.12

Velocidad e información. ¡Alarma en el ciberespacio!

Junto con la creación de las autopistas de la información aparece un nuevo fenómeno: la pérdida de orientación. Una pérdida de la orientación fundamental que complementa y concluye la liberación social y la realización de los mercados financieros cuyos nefastos efectos son bien conocidos. Se está haciendo una duplicación de la realidad y la virtualidad. Amenaza una estéreo-realidad de géneros. Una pérdida total de las referencias del individuo que va en aumento. Existir -in situ-, aquí y ahora, -hic et nunc- Esto es precisamente lo que está siendo amenazado por el ciberespacio y lo instantáneo: los flujos informativos globalizados.

Lo que hay adelante es una distorsión en la percepción de la realidad, un shock, una conmoción mental. Un resultado que debería interesarnos. ¿Por qué? Porque nunca ningún progreso de una técnica ha sido llevado a cabo sin tener en cuenta sus aspectos negativos específicos. El aspecto negativo de estas autopistas de la información es precisamente la pérdida de la orientación en lo que se refiere en la alteridad (el otro), la perturbación en la relación con el otro y con el mundo. Es obvio que esta pérdida de la orientación, esta no-situación, va a anunciar una profunda crisis que afectará a la sociedad (...)

La dictadura de la velocidad al límite chocará cada vez más con la democracia representativa. Cuando algunos ensayistas se dirigen a nosotros en términos de "ciber-democracia", de democracia virtual; cuando otros afirman que la "democracia de opinión" va a reemplazar a la "democracia de partidos políticos", uno no puede dejar de ver nada que no sea esa falta de orientación en asuntos de política, de los cuales el "golpe mediático" de mayo de 1994 de Silvio Berlusconi fue una prefiguración al estilo italiano. La llegada de la era del espectador y los sondeos de opinión avanzarán necesariamente con este tipo de tecnología. 

La misma palabra globalización es una farsa. No hay globalización, sino sólo una virtualización. Lo que está siendo efectivamente globalizado es el tiempo. Ahora todo sucede dentro de la perspectiva del tiempo real: de hoy en adelante estamos pensados para vivir en un "único-sistema-temporal".

Por primera vez, la historia va a desarrollarse dentro de un sistema de tiempo único: el tiempo global. Hasta ahora la historia transcurría dentro de tiempo locales, estructuras locales, regiones y naciones. Pero ahora, en cierto modo la globalización y la virtualización están inagurando un tiempo universal que prefigura una nueva forma de tiranía. Si la historia es tan rica, es debido a que era local, esto es, gracias a la existencias de tiempos limitados espacialmente que no hicieron caso a algo que hasta ahora sólo ha ocurrido en la astronomía: el tiempo universal. Pero en un futuro muy cercano, nuestra historia sucederá únicamente en tiempo universal, que es el resultado de la instantaneidad.

Vemos al tiempo real sustituyendo al espacio real. Un fenómeno que está haciendo la distancia y la superficie algo irrelevante en favor del "tiempo útil", haciéndolo un tiempo estremadamente corto. Por otro lado tenemos, hay un tiempo global, perteneciente al multimedia, al ciberespacio, dominando increiblemente la estructura del tiempo local de nuestras ciudades, de nuestros barrios. Tanto es así que hay un debate para sustituir el término "global" por "glocal", una concatenación de las palabras local y global. Esto surge a de la idea de que lo local ha llegado, por definición, a ser global y lo global, a ser local. Tal deconstrucción de la relación con el mundo no deja de tener consecuencias en la relación entre los propios ciudadanos.

Nada se obtiene sin que se tenga que perder algo. ¿Qué se ganará de la información y las comunicaciones electrónicas, si necesariamente provocará un pérdida en alguna otra cosa? Si no somos conscientes de esa pérdida y no la tenemos en cuenta, lo que ganaremos carecerá de valor. Esta es la lección que debe aprenderse de la evolución en la tecnología de los transportes. La realización del tren de alta velocidad ha sido posible sólo porquee los ingenieros del siglo XIX habían inventado el sistema de bloqueo automático, que es un método para regular el tráfico de forma que los trenes circulan sin riesgo de catástrofes ferroviarias. Pero hasta ahora la ingeniería de control del trafico en las autopistas de la información brilla por su ausencia. 

Hay aquí otra cuestión muy importante: no existe información sin desinformación, y ahora un nuevo tipo de desinformación está abriéndose paso y es totalmente distinta a la censura voluntaria. Tiene que ver con cierto tipo de obstrucción de los sentidos, una pérdida de control sobre la razón de todo tipo. Aquí aparece un nuevo y mayor riesgo para la humanidad procedente de los multimedia y los ordenadores. Albert Einstein, de hecho, ya lo había profetizado en la década de los cincuenta, cuando habló sobre la "segunda bomba". La bomba electrónica, después de la atómica. Una bomba por la cual la integración del tiempo real sería a la información lo que la radioactividad es a la energía: la desintegración no afectará solamente a las partículas de materia sino también a la gente que compone nuestras sociedades. Esto es precisamente lo que se puede ver en el trabajo con el desempleo masivo, los trabajos conectados y las empresas deslocalizadas.

Uno podría imaginar que del mismo modo que el surgimiento de la bomba atómica provocó la rápida elaboración de una política de disuasión militar para evitar la catástrofe nuclear, la bomba de la información  requiere también una modalidad de disuasión adaptada al siglo XXI. Una forma social de disuasión para contrarrestar los daños de una explosión descontrolada. Éste será el mayor accidente del futuro, que sucede a los accidentes más específicos de la era industrial. (barcos, trenes, aviones, naufragios, descarrilamiento, accidentes de aviación y el desastre de Chernobyl...). Después de la globalización de las comunicaciones se debería esperar un tipo generalizado de accidente, un accidente jamás visto. Tan sorprendente como el tiempo global. Un accidente generalizado sería algo así como lo que Epicuro llamó el "accidente de accidentes" y Saddam Hussein llamaría, seguramente, "la madre de todos los accidentes". El colapso de la bolsa es una mera figura de ello sin importancia. Nadie ha visto este accidente generalizado todavía. Pero preste atención si oye hablar de la "burbuja financiera" en economía: una metáfora muy significativa es utilizada aquí que recuerda de algún modo a las espantosas nubes tóxicas de Chernobyl...

Cuando se plantea la cuestión de los riesgos de accidentes en las autopistas de la información la finalidad no es la información en sí misma, sino la absoluta velocidad de los datos electrónicos. El problema aquí es la interactividad. La informática no es el problema, sino la comunicación de la informática, o más bien el potencial, aún no completamente conocido, de la comunicación entre ordenadores. En Estados Unidos, el Pentágono, creador de Internet, está hablando en términos de una "revolución de lo militar" junto con una "guerra de conocimiento", que podría sustituir a la guerra de cerco, de la cual Sarajevo es un trágico recordatorio. Cuando Eisenhower dejó la Casa Blanca, en 1961, tachó al complejo militar-industrial "como una amenaza para la democracia". Sabía de lo que estaba hablando, ya que él ayudó a construirlo en primer lugar. Pero llega 1995, momento en el que el complejo militar está tomando forma con algunos líderes políticos americanos, especialmente con Ross Perot y Newt Gingrich, que hablan sobre la "democracia virtual" en un espíritu con reminiscencias del misticismo fundamentalista. ¿Cómo no alarmarse? ¿Cómo no ver que los entornos de la cibernética giran hacia las políticas sociales.


Paul Virilio / fragmento

1 Comments:

Blogger Unknown said...

Por qué no aparece más "Rueda para Conejos"?
Muy buen texto Juan. No dejes de escribir aquí.

Saludos.

2:01 p.m.  

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